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¿Hasta cuándo vas a dejar de esperar que las cosas sucedan?

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Una vez extinguida la lista de intenciones y propósitos para el nuevo año, nos planteamos las cosas como algo que debe de suceder, desviando la responsabilidad del acontecimiento a factores externos ajenos a tu acción.

Quizá, el ejemplo más común en estas fechas sea confiar la felicidad de la vida a la compra de un boleto de lotería que el día 22 resultará premiado, con la fe puesta en que ésta “felicidad” provenga de un ente superior, el universo, tu Dios, o lo que sea que veneres, basada en el único argumento de tu auto juicio quien asegura que tú lo mereces, porque eres buena gente, mejor que los demás, sobreentendiendo que el resto no lo son, pues a todos no les va a tocar.

Pero la felicidad va mucho más allá, que el esperar que una gran aportación de dinero la proporcione, o de pensar y sólo pensar, pues lo has leído en un Christmas, que esté año será mejor u ottas citas similares. Así como devorar vídeos motivadores en redes sociales en los cuales aseguran que no tienes freno, que puedes con todo, inculcando la falsa expectativa de que una noche irás a dormir, y al día siguiente serás feliz para siempre.

La mayor responsabilidad de que algo así suceda está en nosotros, y casi nunca sucederá de no ser que lo provoques.

Haz aquello con lo que disfrutas y se te dé bien. Trabaja en aras de un objetivo e intenta superarte día a día. Con ello lograrás que cada jornada de tu vida sea mejor, consiguiendo esa porción de felicidad del gran pastel de tu vida. Alguien dijo una vez que “la felicidad no es una gran tarta, sino la porción de ella que cada día puedes digerir, dejando siempre algo para el día siguiente.”

Me comentaba un cliente que, “lo realmente genial en la vida era ser futbolista, astronauta o algo así”, a lo cual humildemente respondí que para mí la clave no es en qué se trabaja, sino en cómo desarrollas tu cometido, en la forja de un entorno favorable y en tu actitud ante lo que haces y sucede.

Persigue el objetivo de hacer esas cosas que te gustan de la manera que quieres hacerlas, conseguirás que cada día te apetezca despertar y disfrutar superando retos, y no olvides rodearte siempre de personas motivadoras no sólo en días festivos. A mi juicio esta es la verdadera lotería y tus ciertos propósitos para el Nuevo Año, siendo tú el principal artífice de que todo ello se cumpla.


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